El Universal

El mundo fársico que habita la obra de Cerdán

A la par de Había un perro bajo la cama el escritor lanza un libro con 55 autobiografías lectoras

YANET AGUILAR SOSA —yanet.aguilar@eluniversal.com.mx

El cautiverio, la animalización de los seres humanos y atmósferas realistas que ponen a los protagonistas al borde del aullido, son el lazo que une a los diez cuentos que el escritor Eduardo Cerdán ha reunido en el libro Había un perro bajo la cama (Nitro/Press), que ha aparecido casi al mismo tiempo que una antología que él mismo compila, titulada La lectura al centro. 55 autobiografías lectoras (CulturaUNAM) que congrega a 55 voces que giran alrededor de la lectura como acto contestatario.

A propósito de los dos libros, Eduardo Cerdán, habla de literatura, creación y cultura escrita. Como autor y antologador. “Mis personajes están al borde del aullido todo el tiempo, sobre todo están al borde, no llegan al aullido, incluso cuando se descolocan mentalmente o cuando tienen que sobreponerse para continuar; quería situarme en ese momento en que paran, pero tienen que continuar y seguir adelante, porque no han llegado al final o al desenlace”.

Son historias con personajes animalizados sin miradas censoras, más bien con una fuerza irónica, sarcástica y fársica. “Quería meterle una veta de humor, no contar chistes, sino verlo como una farsa, un teatro guiñolesco extraño. Quería que fueran cuentos realistas, no lo logré en todos, hay un par que sí se fueron hacia lo extraño, pero sí me había impuesto buscar una cosa inquietante, aunque no cayera del todo en ese otro estadio siniestro fantástico”.

Quería mostrar personajes más allá del bien y del mal, pero donde pudieran sacar la parte más oscura y la más luminosa, también desde una forma de absoluta crueldad, en una atmósfera que se acentúo con la pandemia, con el encierro, con el miedo al otro y el terror a la invasión. “En realidad yo tenía una obsesión con el asunto de la invasión y del miedo al otro. Y en la pandemia ese fue el momento de todo eso, sentirnos invadidos cada vez que llegábamos de fuera y teníamos que sanitizar, pero también me interesaba explorar el cautiverio que nos llevó a ese gran miedo a lo otro, y que se cuela en nuestras nuevas dinámicas, el cubrebocas. Además, lo que le dio uniformidad a las atmosferas es la idea del cautiverio y sobre todo con lo doméstico, y los perros son parte de lo doméstico”, señala.

Experiencias lectoras

En otra trinchera está La lectura al centro. 55 autobiografías lectoras, la antología que tuvo su primer momento en internet, en la revista Cuadrivio, una publicación digital, independiente y autogestiva, que editaba Ramsés Lagos Velasco y en la que se publicaban historias de experiencia lectura en una columna llamada “Caminos de la lectura”, que tenía a cargo Cerdán.

Este libro que reúnen las voces de escritores, editores y gestores culturales como Rosa Beltrán, Agustín Cadena, Ana Clavel, Ana García Bergua, Anamari Gomís, Mónica Lavín, Luis Felipe Lomelí, Mauricio Montiel Figueiras, Angelina Muñiz-Huberman y Socorro Venegas, da cuenta de historias.

“No sólo son un compendio de títulos recomendados u obras con las cuales uno puede empezar a leer, sino que se está contando una historia de vida en momentos muy determinantes como la infancia y la adolescencia y también con un asunto como de pasar revista a la generación entera, ¿qué pasaba?, ¿cómo se relacionaban en los años 50 y 60 con la narrativa gráfica?, ¿cómo los niños con hepatitis empiezan a leer justamente por el cautiverio y el ocio?”, afirma Cerdán, quien afirma que es muy importante para dar rienda suelta al camino de un lector sobre todo en esta época. •

CULTURA

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2023-03-21T07:00:00.0000000Z

2023-03-21T07:00:00.0000000Z

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