El Universal

El arte de la nota roja

TRISHA ZIFF editor@eluniversal.com.mx _ Cineasta. Directora de El hombre que vio demasiado

En una cinta de la vida de Al Capone, un grupo de hampones de la ciudad de Chicago explotaron una bomba para asesinar al dueño de un local que no aceptó pagarles 500 dólares semanales.

En la escena de la explosión, el fotoperiodista no vio imágenes de las llamas que cubrían el edificio, pero le llamó la atención que, en lugar del fuego, aparecieron personas que se acercaron a ver el incendio.

DESILUSIÓN. A pesar de su legado, señalaba que si volviera a nacer no sería reportero gráfico.

AUTOR DE 65 CLAVES DE LA CRUZ ROJA

Enrique Metinides tenía 14 años cuando en 1948, se convirtió en el primer corresponsal de la Cruz Roja, nosocomio que entonces estaba en la colonia Roma de la Ciudad de México.

Años después, el hermano del fotoperiodista de nota policiaca decidió convertirse en conductor voluntario de las ambulancias de la Cruz Roja.

En 1968, cuando el hospital es trasladado a Polanco, Metinides creó la primera sala de prensa de la Cruz Roja, pero también fue el autor de 65 claves que los socorristas aún utilizan para atender una emergencia.

En una entrevista de J. Raúl Pérez, explicó que las claves se le ocurrieron cuando a un joven lo atropellaron y su mamá se puso grave porque escuchó que un paramédico de la Cruz Roja dijo que su hijo había muerto.

De acuerdo con el escritor J. M. Servín, Metinides inventó la clave R-11 para indicar la ambulancia en donde viajaban los reporteros que cubrían la fuente policiaca y también propuso que los vehículos de emergencia de la Cruz Roja cambiaran de color gris a blanco.

En una ocasión, la ambulancia en donde viajaba Metinides se volcó y a pesar de los daños que sufrió, salió del vehículo para tomar las fotografías del percance vial del que fue víctima. Cuando recibía atención médica, un trabajador del periódico llegó por su cámara y, al día siguiente, sus imágenes aparecieron en primera plana con el título: “Gajes del oficio”.

Metinides también tomó un curso de primeros auxilios y, en muchas ocasiones, cuando terminaba de hacer las tomas de una tragedia, auxiliaba a las víctimas de los percances que cubría.

Por todos los incidentes que vivió, cuando al fotoperiodista le preguntaban su edad, siempre decía que tenía 133 años, cifra que obtenía por multiplicar los 19 accidentes, en donde estuvo a punto de morir, con el número siete, en referencia a las vidas que tienen los gatos.

“EL NIÑO” DE LA NOTA ROJA

En las delegaciones de policía, los paramédicos de la Cruz Roja, los Bomberos, sus compañeros fotógrafos y reporteros conocían a Enrique Metinides como “El Niño” porque muy joven ingresó al mundo del periodismo.

En una entrevista para Cuartoscuro, “El Niño” recordó que cuando estaban en el vestidor de la famosa rumbera Tongolele para hacerle un reportaje, pidieron a sus otros compañeros fotógrafos que salieran del camerino porque las bailarinas tenían que vestirse para su espectáculo, pero permitieron que Metinides se quedara porque estaba chico.

En otra ocasión, Metinides platicó al periodista David Polo que, en los años 60, cuando a Manuel Buendía lo nombraron director del periódico La Prensa, el comunicador lo llamó para que formara parte del diario. Durante sus primeros tres años laboró sin contrato, pero le pagaban por cada foto que le publicaban.

Años después fue él quien tomó las primeras fotos del asesinato de Manuel Buendía, crimen que ocurrió el 30 de mayo de 1984, en la Zona Rosa.

LA TRAGEDIA QUE LE FALTÓ RETRATAR

MIRONES. Tenía predilección por personas que se acercaban a ver los cadáveres.

Durante 50 años, Enrique Metinides trabajó como fotoperiodista de nota roja, pero nunca perdió el miedo que tuvo a la muerte. Cuando retrataba sucesos en donde los fallecidos eran niños, llegaba a su casa y lloraba por varias horas.

Decía que de todas las muertes que retrató, bien podía formar una montaña más alta que el Popocatépetl y llenar tres infiernos.

En varias ocasiones, Metinides se tiró al suelo para capturar escenas en donde aparecieran policías que tomaban datos cerca de los cadáveres, o buscaba un lugar para retratar a todos las personas que presenciaban una tragedia.

Yo tuve una relación con el fotógrafo de nota roja Enrique El niño Metinides (México, 12 de febrero de 1934-10 de mayo de 2022) durante más de diez años. Organicé unas exhibiciones con su trabajo, en Francia en el festival internacional Arles y también en Aperture Gallery, en Nueva York. Después de eso, trabajé junto a él en mi largometraje El hombre que vio demasiado y en los últimos años le ayudé bastante a relacionarlo con diferentes galerías y proyectos, a vender sus fotografías y libros, además de ayudarlo con su archivo.

Enrique Metinides fue un fotógrafo muy diferente de los otros. Primeramente, porque sólo tomaba fotos en México. Nunca viajó, nunca vio sus exhibiciones internacionales. Pero en segundo punto y muy importante, porque Metinides tenía un carácter y una carrera muy específicos, muy diferentes al de la mayoría, pero al mismo tiempo su estilo era extraordinario

Su primera fotografía la tomó a los once años. Enrique no fue a ninguna escuela de arte. Sin embargo, aprendió de otro fotógrafo: Antonio El Indio Velázquez. Durante sus años en La Prensa, Metinides tuvo una carrera extraordinaria, sus imágenes casi siempre estaban en portada; fue una época prolífica.

Pero si su trabajo es considerado arte, es porque realizó fotografías muy distintas a las que vemos entre los fotógrafos de la nota roja de hoy en día. Metinides tenía una visión diferente: casi nunca aparece sangre en sus imágenes, y usa el momento para capturar toda la historia, no solamente para capturar la sensación.

Es necesario decir que Enrique Metinides era un coleccionista extraordinario de muchísimas cosas: le gusta todo “lo chiquito”, las miniaturas, como juguetes y coches, entre los que destacaban ambulancias. Eran muchas cosas propias de un niño, pero Enrique ya era un hombre, pero se le quedó El Niño porque así le dijeron cuando capturó su primera foto de un accidente.

Enrique Metinides era una persona simpática, que disfrutaba mucho de la compañía de la gente. Le gustaba mucho hablar de diferentes historias que contenían sus fotos. Era una persona muy accesible. Cuando iba en el metro, la gente se ponía a hablar con él, porque era muy reconocible, y era un hombre muy humilde.

Pero, al mismo tiempo, como durante toda su vida vio cosas terribles que le impactaron, solía ser un poco nervioso. Por ejemplo, él nunca, en toda su vida, estuvo en un avión, porque vio muchos accidentes, o prefería el Metro al coche, porque para él siempre fue más seguro. Su experiencia impactó su vida, pero al mismo tiempo fue una persona que disfrutaba mucho de la gente que se acercaba para preguntarle cosas de su obra.

Sus fotos no son accidentales, él tiene una estructura, y ese trabajo es muy específico. Tuvo una gran reputación, lo que lo llevó a ser parte de dos galerías muy importantes, una aquí en México, Kurimanzutto, que es la más importante de arte contemporáneo en México, y en Inglaterra tuvo representación también en la Michael Hoppen Gallery.

Metinides aprendió mucho de cine, y supo cómo utilizar sus conocimientos para causar impacto con una imagen. •

PERCANCES. Metinides sufrió 19 accidentes en los que estuvo a punto de morir.

ANIVERSARIO

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2022-10-01T07:00:00.0000000Z

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